algunos teníamos muy claro que si éramos de izquierdas era para poder dejar de serlo. Y que si merecía la pena luchar por algo, era por ese algo, y no por seguir luchando. Se puede disentir de este mundo para conseguir un mundo en el que no haya que ser un disidente. Puede que no sea muy romántico, pero no es disparatado. Por eso, la idea de un poder constituyente permanente, que no pretendiera levantar nada lo suficientemente constituido como para mantenerse en pie sin una continua intervención de la ciudadanía, siempre me pareció la peor de..