En la noche del 17 de febrero de 1864 una sombra se deslizó sigilosamente bajo las aguas de la bahía de Charleston, en Carolina del Sur, en plena Guerra de Secesión. El pequeño submarino confederado H.L. Hunley, de apenas 12 metros de longitud, tenía ocho tripulantes a bordo y un objetivo: destruir el USS Housatonic, una corbeta de 1.240 toneladas y con 150 soldados unionistas a bordo. Para hacerlo, debía acercarse a pocos metros del barco y desplegar un torpedo de pértiga, una carga explosiva atada en el extremo de una larga vara