Imagínate en un puente de cristal en un acantilado, a 1.180 metros de altura sobre el nivel del mar. Paseas por él con cuidado, disfrutando de las increíbles vistas. El suelo es transparente. Estás como volando. Y, de pronto, un ruido, crujidos, el puente se resquebraja. Esta es la experiencia que pueden vivir los turistas que se atrevan a probar la última atracción de China, un puente de cristal con efectos especiales simulando que se rompe al paso de los visitantes, gracias a efectos sonoros y visuales.