A raíz del informe de la ONU que confirma el uso de gas sarín en los ataques del 21 de agosto en Damasco, he pensado en echarle un vistazo a las pruebas del ataque disponibles públicamente, en lugar de hablar de lo que los barcos espías alemanes hayan podido escuchar, o de informes de inteligencia que dicen tener pruebas y que luego no las muestran. Como siempre, la evidencia no confirma automáticamente nada, por lo que dependerá de cada uno decidir si esta información incrimina a uno u otro bando.