“Es complicado, sabemos quiénes son, dónde viven e incluso los pillamos en plena faena, pero son menores y entonces no se puede hacer nada, así que los detienen y al rato están libres otra vez”, relata. Mientras Lucía Fernández habla, los dos chavales a los que se refiere pasan frente al coche con una mirada desafiante. “Mientras esté yo aquí no hacen nada o se van a otro sitio a hacerlo”, cuenta Fernández, que reconoce haber pasado miedo más de una vez. “Cierro todas las puertas del coche y controlo los espejos, porque temo que vengan por ...