Su progenitora, madre soltera, decidió darlo en adopción al nacer en 1985, pero dejó el registro de adopción abierto, ya que pensaba que su hijo algún día querría contactarla algún día, pero la vida continuó: se casó y tuvo otros dos hijos. Él siempre supo que era adoptado, por lo que cuando cumplió 18 años (4 años atrás) requirió la información a la agencia de adopción, pero no encontró información de ella en Internet: Había escrito mal el apellido, tiempo después se lo mencionó a su jefe y resultó que ¡ella trabajaba como cajera ahí mismo!