A Jean-Baptiste Colbert, ministro de Finanzas de Luis XIV, algo así como el inventor en el siglo XVII del dirigismo económico, debemos la más sincera confesión sobre en qué consiste el hecho de recaudar desde la óptica de los gobernantes: «Hay que desplumar al ganso», afirmó, «consiguiendo el mayor número de plumas con el menor número de graznidos». El problema es que aquí, de una forma u otra y por mucho que los afectados chillen, acaban desplumando a los de siempre: la sufrida clase media.