Ahora es Siria, donde los casi cuatro años que dura la guerra han empujado a numerosos combatientes hacia las drogas para resistir la dureza de un frente que se hace eterno. El consumo del fármaco Captagon, una anfetamina, se ha disparado entre las facciones de este conflicto, entre ellas el denominado Ejército Islámico. Ekram Ahmet, un kurdo de Kobani, al norte del país, explicaba a The Daily Mir