En la conversación telefónica la máquina consiguió convencer a la víctima de que la transferencia tenía que ser realizada con urgencia, y como la voz, generada con IA, era igual a la del director ejecutivo, no se dudó y se hizo la operación. La víctima en cuestión no sospechó porque la voz tenía incluso el ligero acento alemán de su jefe, todos los rasgos característicos de tono, velocidad y naturalidad, por lo que nunca podría imaginar que al otro lado había un ordenador entrenado.