Si una autopista está cobrando peajes, el coste de su uso está incluido en el precio del viaje. Si, en cambio, se puede circular libremente, esa factura la pagamos con impuestos y el coste recae parcialmente en aquellos que no están cogiendo el coche. El cambio climático es un hecho, y reducir emisiones debe ser una prioridad. El vehículo privado, sea eléctrico o de gasolina, es de muy, muy, muy lejos, el medio de transporte más ineficiente a nuestra disposición. Así que subvencionarlo es una idea estúpida.