En mis tiempos de guionista, cuando nos abandonábamos y un guión caía en lo fácil, con acciones gruesas y chistes baratos, nos advertíamos en el equipo: "¡Cuidado, que se nos va al Mortadelo!". A Artur Mas la historia que está trazando, o emborronando, se le ha ido definitivamente al Mortadelo. Aquello parece ya uno de los gloriosos álbumes de Ibáñez, de la serie Magos del Humor: El sulfato atómico, La máquina del cambiazo, El cochecito leré o El crecepelo infalible (este un guiño al ensaimado capilar Anasagasti, nacionalista hermano).