No sentí el pinchazo. Pero, de repente, empezó a escocerme muchísimo el brazo. Y, al mirar, un puntito rojo. Fuimos corriendo a hablar con seguridad y con el personal de la discoteca. ¿Y si es paranoya? Pensé. Por favor, ante la duda, siempre acudid. Me revisaron y, efectivamente, al apretar salió un poquito de sangre, eso confirmaba el pinchazo.