La economía alemana, zarandeada por una grave crisis energética, se encamina hacia un complicado año 2023, en el que sufrirá una recesión con una caída del PIB del 0,4% y una inflación del 7%, según las previsiones del Gobierno anunciadas ayer. “Actualmente estamos experimentando una crisis energética difícil, que se está convirtiendo cada vez más en una crisis económica y social”, alertó el vicecanciller y ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, en rueda de prensa en Berlín.