Me he avenido a responder, por alusiones, al artículo de Arcadio Espada titulado ¡Jodete! La pereza mental que me produce este aspirante a provocador, este catecúmeno de la polémica, este aprendiz de Sostres, es de tal calibre que por no tener que ocuparme de su texto farragoso y repetitivo, preñado de falacias, habría pasado por alto los epítetos que me dedica en su textículo, obviando incluso, de haberlas habido, injurias. En el terreno de la comunicación sólo cabe un nicho posible para él, que es de los pelmazos.