Un tomate cultivado de manera natural, fuera de invernadero, sin abonos químicos, ni pesticidas, ni hormonas, contiene ocho veces más vitaminas y minerales que un tomate de invernadero cultivado a base de abonos químicos y todo ello, porque ha tardado dos veces más tiempo en crecer y absorver lentamente los nutrientes de la tierra y ha crecido al aire libre, a pleno sol. Significa, que necesitamos tomar al menos ocho tomates de invernadero para obtener la misma cantidad de vitaminas y minerales, pero al hacerlo, estaremos ingiriendo...