Un médico sumerio anónimo, que vivió hacia el final del tercer milenio a. de J. C, decidió reunir y consignar por escrito, para uso de sus colegas y de sus discípulos, las más preciosas de sus recetas médicas. Así, en una tablilla de arcilla húmeda de unos 16 cm de largo por 9,5 cm de ancho, inscribió en caracteres cuneiformes, los nombres de una docena de sus remedios favoritos. Este documento de arcilla, el «manual» de medicina más antiguo conocido hasta ahora, yacía enterrado en las ruinas de Nippur desde hacía más de cuatro mil años.