Lo primero fue la campaña de acoso y derribo contra tu novia, una chica menos llamativa, más bien gordita, muy estudiosa, callada. Puso a todos los amigos en su contra. Se dedicó a decir que tu novia le había insultado, que era una manipuladora, una mentirosa. Al final, dejaste a tu novia, que enfermó seriamente. Aceptó un trabajo en otra ciudad y no se volvió a saber de ella. Tu nueva novia era asfixiantemente posesiva, te llamaba hasta diez veces diarias en medio de una jornada laboral. Al principio, eso te halagaba.