Según la Fiscalía, ese mismo día la mujer concibió acabar con su vida y, antes de que su compañero sentimental regresara del trabajo, cogió un cuchillo de cocina y asestó al bebé 53 puñaladas en distintas partes del cuerpo que le provocaron la muerte. Después de matarlo, la acusada metió al bebé, unido por su cordón umbilical a la placenta, en una mochila que tiró a un contenedor de basura situado frente a su domicilio, de acuerdo al relato de las acusaciones.