Un pederasta condenado a cinco años y medio de prisión por abusos a su hijastra ha solicitado, nada más salir de la cárcel, que se modifique el régimen de visitas que tiene con su hijo, suspendido obviamente durante su tiempo en prisión, pese a que la condena no solo incluía el encarcelamiento, sino también, entre otras cosas, la pena de «inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo de ocho años y seis meses».