Como ocurre con las grandes cosechas de vino, la valoración de El Padrino (1972) mejora con el paso de los años. Recién cumplidos los 40, no hay lista de las diez mejores películas de la historia que no la incluya, sea por votación popular o de especialistas. Algunos críticos la han tachado, quizá con razón, de excesivamente academicista, poco innovadora, pero incluso ellos no han dudado en apreciar su belleza formal y su tremenda fuerza dramática.