El gozar con ser mirado, no es más que exponer las partes del cuerpo consideradas prohibidas por la cultura y casi siempre por la ley; y sentir muchísimo placer al hacerlo. El morbo, el pudor, las inhibiciones sociales y sexuales, el deseo y otras condicionantes personales orientan esta exhibición hacia ámbitos distintos, con diferentes niveles y matices