El presunto parricida y su hermana vivían en el domicilio familiar para proteger a su madre de su padre, que la maltrataba desde hacía años. Daniel Cortés, de 38 años, harto de la violencia que soportaba cada día en casa, la madrugada del pasado lunes decidió acabar con la vida de su padre, Ángel Cortés Solana (68 años), de un disparo en el costado con una escopeta de caza propiedad de la familia. La situación era ya insostenible. Así, a las cinco de la madrugada, se dirigió hasta la habitación en la que dormía su padre y le disparó.