La madre de Sánchez vio la oportunidad de cumplir su propósito años después, en 2015, cuando tras salir de una grave enfermedad y para levantarle el ánimo, sus hijos le regalaron un negocio, o más bien, la semilla de un negocio para que mantuviese la cabeza ocupada. Con 200 euros, toda la inversión que podían permitirse en aquel momento, nació una empresa que ha pasado en dos años de "no vender ni una camiseta en tres meses" a facturar unos siete millones de euros y gestionar más de 1.000 pedidos al día.