Si algo le reconocen hasta sus críticos a Cayetana Álvarez de Toledo (Madrid, 1974) es su esmerada formación, la convicción de sus ideas y la claridad con que las expone. Precisamente por eso muchos no le perdonan la espantada que dio en 2015 cuando, a sabiendas de sus pocas, por no decir nulas, posibilidades de repetir en las listas de las generales de ese año, anunció su marcha a través de una carta abierta publicada en el