Odiar está feo. Dicen. Pero realmente odiar es humano, necesario, casi una cuestión de supervivencia. Solemos odiar, incluso sin saberlo o desearlo, justo desde el momento en el que hay gente que hace cosas que no es que no nos gusten… nos irritan, nos sacan de nuestras casillas. Y encima lo hacen por joder. Hay quien merece ser odiado, incluso quien parece perseguir el que les odies. Personalmente, si tuviera que hacer un listado de características que hacen que odie mucho a la gente, se me ocurren hasta diez muy definitorias.