Así las cosas, no es que Colau no quiera ser clara, es que no puede ser clara. Cualquier pronunciamiento explícito, en un sentido o en otro, rompería el partido. Los secesionistas, algunos de ellos entusiastas, que se mueven en el entorno de Colau y su apéndice Domenèch, no pueden obviar, por ejemplo, los últimos resultados electorales en el antiguo cinturón rojo de Barcelona.