Si un proveedor ofrece planes tan baratos que rozan lo ridículo, debemos desconfiar de ellos, ya que puede ser un caso claro de sobreexplotación de servidores. Esta práctica, consiste en que las empresas alojan más páginas web de las que pueden en un mismo servidor, para sacar un beneficio mínimamente sostenible. Esta sobreexplotación provoca un mal funcionamiento del servicio, y una mala atención a los clientes que lo necesitan.