Ha pasado ya año y medio (en febrero de 2011) desde que Nueva Rumasa anunció los primeros concursos de acreedores para algunas de sus más conocidas empresas, como Clesa, Dhul o Cacaolat. Hoy, los más de 2.500 inversores que compraron pagarés de las sociedades del grupo, dejándose llevar por la confianza que les inspiraba su máximo responsable, José María Ruiz-Mateos (que acaba de ser detenido), siguen sin saber qué ha pasado con su dinero, dónde está y si podrán o no recuperar algo.