La pata tiene el control. El conducto reproductor de la pata tiene forma de tirabuzón, como el órgano masculina, pero el quid de la cuestión es que la espiran avanza en el otro sentido, al revés, con lo que es incompatible con el pene del macho. Estamos, pues, ante dos genitales, masculino y femenino, que han evolucionado en una larga carrera armamentística. Ellos quieren la mayor descendencia posible; ellas, la mejor descendencia posible.