Hace apenas trece días, el Congreso aprobó congelar su presupuesto un 5,3%; y el Senado, un 3,2%. Pecata minuta, en comparación con el tijeretazo del 16,9% impuesto, de media, a los ministerios. En la memoria colectiva está la lista de privilegios de la clase política. Dicen que las comparaciones son odiosas. Y, en esta ocasión, se acepta el dicho. Porque comparar el ajuste aplicado a los Ministerios, vía Presupuesto Generales del Estado, con el del Congreso y el Senado, deja en evidencia que los políticos no predican con el ejemplo.