El gran lunar que, a mi juicio, mostró tan gran banquero fue su escaso rigor ético. Haciendo abstracción de asuntos pretéritos -como el uso de las "cesiones de crédito" para burlar fraudulentamente, en favor de sus clientes, las normas fiscales que sometían a retención e información fiscal la percepción de rendimientos de capital-, hay constancia reciente de dos conductas del Sr. Botín impensables en el presidente del mayor banco de un país serio (como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, tres ejemplos representativos, aunque no únicos,