Los pensionistas conforman el núcleo duro del marianismo, su santo grial, su nirvana, su tierra prometida. Sólo está permitido darles buenas noticias. Por eso un copago que iba a hacer justicia con los miles de pensionistas que, según la ministra, ganan cien mil euros y reciben casi regaladas sus medicinas va camino de acabar convertido en una rebaja general y barra libre de ibuprofeno y paracetamol mientras el cuerpo aguante.