La historia de hoy empieza en marzo de 1917. Presionado por la revolución, el zar Nicolás II abdicó en favor de su hermano menor, el gran duque Miguel, a quien no le interesaba asumir el poder en medio del desorden que había y se puso fin a la dinastía Romanov que imperaba en Rusia desde 1613. Al mayo siguiente, los Romanov fueron llevados a Ekaterimburgo como prisioneros. Meses después, los opositores a los bolcheviques se dirigían a Ekaterimburgo y Lenin no podía permitir que los defensores de la monarquía liberaran a la familia imperial.