Es muy difícil sorprenderlas con las manos en la masa. Una vez cometen los robos sus colaboradores quitan de en medio lo que pueda incriminarlas. Sólo les encontramos dinero, siquiera un móvil. Además, procuran que su botín sea siempre inferior a los 400 euros y no usar la violencia, así en el mejor de los casos sólo pueden ser acusadas de hurto, y no de robo. De hecho, ellas, de guasa, te dicen que no son ladronas, que son hurteras, las hurteras de Montjuïc