En esta imagen podemos apreciar un efecto óptico muy curioso. En una primera instancia produce el rechazo típico que causan las orugas. Eso es así, las orugas dan asco, en general. En una segunda instancia, el asco se convierte en "adorabilidad", cuando vemos que su cabeza se parece mucho, pero mucho, a un gatito. Y los gatitos son adorables, en general.