A ver, que yo soy mona. Y follo lo mejor que puedo. Y me río un montón. Eso sí, feminista radical. Cada vez más feminista y cada vez más radical. Pero ahí fuera hay un montón de hombres que me llaman puta, fea, gorda, bollera, vieja… que no me tocarían ni con un palo, que me la quieren meter por todos lados, que me desean la muerte y hasta que se prestan a participar en ella. Todo empezó en diciembre de 2013 cuando coincidí en una mesa redonda con Pablo Iglesias, que entonces sólo era el presentador de La Tuerka.