La monarquía parlamentaria bananera de España, un país de "playa, ladrillo, prostitución, drogas, casino, corrupción, elefantes, pelotas de goma, especulación, deudocracia, pandereta", donde el jefe del estado, el rey bananero elegido por el dictador bananero elegido a su vez por la gracia de Dios, se va a matar elefantes a Bostwana y resuelve el asunto con un "lo siento, no volverá a ocurrir" y donde el gobierno bananero, en un país salpicado de corrupción, se dedica a defender los intereses de la United Fruit Company de turno.