OSLO (Reuters) - Mientras el centro de Oslo se tambaleaba por la peor masacre en la historia moderna de Noruega, un hombre rubio entre la multitud le pidió a Iman al-Kofi, que nació en Irak y llevaba un pañuelo en la cabeza, que le diera un abrazo. Kofi, que tenía un amigo en cuidados intensivos con tres heridas de bala y había sabido de al menos otro amigo de origen iraquí asesinado en la masacre del viernes a manos de un extremista anti islámico, accedió, y el hombre volvió a mezclarse en la multitud sin decir más.