El software, nuestro contacto más amable con el ordenador, es desde hace más de treinta años materia de conflicto para programadores, distribuidores, y en definitiva, usuarios. La raíz del problema está en la libertad de uso, desarrollo y distribución de lo que podríamos simplificar como "programas". El software es una pieza fundamental que proporciona al ordenador su versatilidad. En un principio, se distribuía libremente y los usuarios podían modificarlo a su antojo, pero ya no siempre es así.