El patriarcado enseña que el amor no es lo mismo para mujeres que para hombres. Para nosotras sólo hay una forma lícita y decente de amar: incondicionalmente. Hemos de ser amante abnegadas, fieles, acríticas, pacientes, pías, vírgenes, santas. El concepto que enseñan al hombre es completamente diferente: la fidelidad sin ir más lejos es opcional. Además de carecer de exigencias como la fidelidad, también está desprovisto de la obligación de abnegación, de la santa paciencia, del "aguantar y aguantar" y, sobre todo, del "aguanta por tus hijos"