Lo que plantea dicha revolución se aleja del reconocimiento deshumanizado que propone el tratamiento con píldoras. Se trata de una revolución que tarda en llegar, pues, desde que se sintetizó por primera vez la clorpromazina por el laboratorio Rhone-Poulenic, y se convirtió en el primer antipsicótico de la historia, desde entonces, la psicofarmacología ha venido a suplir a la camisa de fuerza, siendo la ingesta de una píldora la manera de conquistar químicamente la cordura. Sobre todo lo demás, lo que sostiene la antipsiquiatría es que hay que
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