De la descriminalización a la mofa. La parsimonia con que actúan ahora los ladrones de la región es indignante. Se sienten con la seguridad del impune. Para protegerlos de posibles ataques, las cadenas de supermercados instruyen hoy a sus empleados, incluidos los agentes de seguridad, en la no intervención. Nadie encara a los infractores que, además, en caso de ser físicamente obstaculizados, podrían denunciar si son heridos en el forcejeo. Según la policía menos del 3% de los robos denunciados acaban en juicio.
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