"Póngase la mascarilla, por favor. ¡Póngase la mascarilla...!", grita hasta tres veces un vigilante en una céntrica estación del metro de Moscú. Pero ni caso; el pasajero pasa sin ni siquiera girar la cabeza en una escena típica de toda la pandemia en Rusia, donde buena parte de la población no usa mascarilla en los lugares públicos o no se la pone como se debe. Las autoridades han aplicado una política de mano más que ancha. Pero la situación actual no lo permite y solo las amenazas han dado resultado hasta el momento.
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