En la conversación, Rus le explica a Benavent cómo cerrar la operación. En resumen, una empresa se haría con la propiedad de una residencia de ancianos que tendría garantizada su rentabilidad gracias a que todas sus plazas serían pagadas por la administración. Un negocio redondo, “sin riesgo”, tal como confiesa Rus. Éste, a cambio, exigiría, supuestamente, su mordida.
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