El pasado mes de enero, NASA anunció el descubrimiento de que varias de las muestras de roca analizadas por el rover Curiosity están enriquecidas en isótopos ligeros de carbono. En la Tierra, esta señal geoquímica sería interpretada de inmediato como una evidencia casi indiscutible de la presencia de vida microbiana en el pasado remoto. La razón es que el carbono existe en dos formas isotópicas estables: el carbono-12, o ligero, y el carbono-13, cuyo núcleo contiene un neutrón adicional. Debido a este neutrón extra, el carbono-13 es más pesado
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