A nadie escapa el impacto real de estas medidas, ni la dificultad de su puesta en marcha y extensión. El enconado debate que se sostuvo en las Cortes constituyentes acerca del voto femenino es ejemplo de ello. Frente a sus opositores, la Constitución del 31 consagró finalmente la igualdad de derechos electorales para los ciudadanos de uno y otro sexo (arts. 36 y 53), así como el acceso de todas las personas a los empleos y cargos públicos según su mérito y capacidad (art. 40).
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