Johnson tuvo que regresar a Londres para lidiar con serias acusaciones de corrupción y de favoritismo político en contra políticos de su partido. De hecho, durante una conferencia de prensa este miércoles, el premier respondió a estas acusaciones con un categórico: "Reino Unido no es un país corrupto". Y es que en las últimas semanas miembros del Partido Conservador se han visto envueltos en serias acusaciones de favoritismo a empresas privadas y ha habido cuestionamientos a cerca de los sobresuledos que reciben algunos parlamentarios
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