Karen tenía unos 12 años cuando comenzó a ser víctima de abusos sexuales. La agresión prosiguió hasta que cumplió 15 años y ella se atrevió a contarle lo que ocurría a su padre, John Viney, quien en esa época era uno de los miembros del grupo de ancianos o superintendentes del grupo local de los Testigos de Jehová en la ciudad de Barry, en el sur de Gales (Reino Unido).
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