Si nos quedamos en el análisis aparente o simplón, nada hay más obvio que meter entre rejas al que empuña el arma humeante. Otras personas van un poco más allá y deducen que, bien, hay influencias socioculturales, hay contexto o incluso enajenación mental, pero hay que ser pragmáticos y dejarse de filosofías: el agresor al trullo. De lo contrario los asesinos y violadores podrían campar a sus anchas. Ahora vamos a intentar ir todavía un poco más allá.
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