El Govern de Carles Puigdemont desvió casi un millón de euros de fondos públicos a su embajada en Nueva York durante la recta final del proceso independentista. Su objetivo era que Estados Unidos respaldara o al menos tolerara su plan de ruptura con el resto de España. El dinero fue empleado para pagar las nóminas de los trabajadores de la delegación y el alquiler de sus oficinas, pero también para regalar comidas, invitaciones a eventos y otros detalles a influyentes políticos locales
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